El Club Concepción, al igual que muchas otras entidades de tipo social nacidas en el siglo XIX, fue creado según consta en su acta de fundación, con el objeto de «Servir para los negocios y pasatiempos de los asociados». Imitando a los Clubes ingleses y sustituyendo a las famosas tertulias características de aquel entonces, se convierte en el principal centro de reunión del progreso económico, social e intelectual del sur del país.
El verdadero impulsor de la idea de dar vida a un club social, un lugar que sirviera a la «gente de respeto”, que permitiera a través de la libre asociación de sus miembros, reunirse y pasar un rato agradable, fue el entonces Intendente de la provincia, don Aníbal Pinto Garmendia, quien luego de plantear la iniciativa entre sus más cercanos, organizó numerosas reuniones en las residencias de los que más adelante serían los primeros socios del Club.
El año 1867 se caracterizó por la llegada y fundación de variadas entidades, entre las cuales se encuentran; las de inspiración religiosa como; San Luis de Gonzaga, San Vicente de Paul, San Francisco Javier y una auspiciada por la Iglesia de Santo Domingo. Luego se sumaría, el Club de Señoras, conformado en 1867 por destacadas penquistas.
Los hechos descritos anteriormente, fueron ampliamente difundidos por la prensa de aquella época y contribuyeron a precipitar la primera reunión llevada a cabo en los salones de la Intendencia, un histórico 15 de Mayo de 1867, con el objeto de acordar las bases para el establecimiento de un club social que respondiera a las exigencias sociales de aquel entonces. Para promover la idea fueron nombrados en calidad de Directores Provisionales, los señores; Antonio Aninat Boissere, Manuel Zañartu Opazo, Jorge Rojas Miranda, Manuel Aldunate, Luis Plaza de los Reyes, y como Suplente don Virginio Sanhueza Novoa.
Nueve días después este Directorio eligió su Mesa Directiva, la que quedó presidida por don Antonio Aninat B. y como Secretario-Tesorero don Manuel Aldunate Lastra. La confección de los primeros Estatuto recayó en don Lisandro Martínez Rioseco.
Una casa arrendada en la calle del Comercio, actualmente Barros Arana, sirvió como primera sede. Ubicada frente a la residencia de don Carlos Federico Costa y donde hasta hace algunos años había funcionado la conocida Casa Gleisner, permitió que el 1 º de Septiembre de 1867, en un solemne acto realizado en presencia de ilustres caballeros, representativos de la actividad política y económica pencopolitana y futuros miembros, se diera por inaugurado el Club Concepción.
Definido desde su fundación como un «Club de Hombres», a semejanza de los clubes fundados en Inglaterra, y concordante con la cultura de la época.
El Inmueble
Una de las principales preocupaciones de los socios fundadores, fue la necesidad de contar con un inmueble apropiado, que respondiera a los requerimientos propios de un centro social. La primera sede de la Corporación, como se mencionó anteriormente, fue la de propiedad de don Juan Gabler, donde había funcionado hasta hacía algunos meses el Club Masónico. Debido a que se trataba de un lugar estrecho, se resolvió se trasladara al inmueble de don Agustín Vargas Novoa, el cual, si bien reunía las comodidades necesarias, tampoco pudo albergar a los casi 150 socios de la Institución, por lo que se debió por tercera vez, mudarse a una nueva sede, esta vez ubicada en calle O’Higgins al lado del entonces Banco Concepción y que más tarde pertenecería a la familia López de Heredia.
Durante tres años este lugar se mantuvo como sede del Club, hasta que a raíz de problemas con la testamentaria correspondiente debió trasladarse a un lugar ubicado en los altos de la casa de don José Antonio Astorga, si bien absolutamente inadecuado para el Club, permitió dar a la Institución la estabilidad necesaria y evitar de esta forma su desaparición.
Cansados de los continuos cambios de domicilio, se acordó comprar un sitio y de esta forma construir una sede definitiva. El dinero del terreno lo obtendrían con la cooperación de los socios. Fue así como don Lisandro Martínez Rioseco se dirigió a don Guillermo Gibson Délano, dueño del sitio que actualmente ocupa el Club, con el propósito de comprar aquel terreno. Luego de escuchar atentamente la solicitud replicó «No vendo ese sitio al Club Concepción, pero se lo regalo y mañana otorgaré la escritura de donación.»
Las conversaciones para decidir la construcción no tardaron en comenzar. Una de las primeras medidas adoptadas fue la creación de una Comisión especial denominada, «Comisión de Fabrica», la cual tendría a su cargo la edificación de la anhelada sede. Los planos fueron encargados al Arquitecto Fermín Vivaceta.
El año 1876, bajo la dirección del Contratista, Juan Quant, se iniciaron los trabajos, los cuales debieron ser suspendidos hasta 1883 debido a la falta de fondos, producto de la crisis económica que azotaba a la región y el país, reanudándose a principios de 1884 y finalizando dos años más tarde, con la inauguración de las dependencias.
Gracias a la generosidad del señor Délano, en Septiembre de 1886 se entrega el nuevo inmueble, el que luego resultará totalmente destruido a consecuencia del devastador terremoto de 1939. En la ocasión la Institución debe lamentar la pérdida de cinco ilustres miembros que se encontraban en la sala de Billares al momento del sismo, además de la totalidad del patrimonio artístico. Debido a lo anterior y con el propósito de seguir funcionando se arrienda un caserón situado en la calle Caupolicán, lugar donde permanece hasta 1942. Ese mismo año se entrega el edificio definitivo, dependencias que ocupa hasta la fecha y que le ha permitido convertirse en un centro de elevada sociabilidad y de profundo significado para la comunidad penquista.